Se trata de una operación en dos fases, la emendatio (enmienda de errores) y la selectio (selección de lecciones y variantes).
La selectio supone un reconocimiento de la prevalencia de unas variantes sobre otras, y la enmienda de aquellas variantes menos válidas (emendatio ope codicum).
La emendatio propiamente dicha, en cambio, es la enmienda de errores, y solo puede ser ope ingenii, o sea conjetural sin base testimonial.
SELECTIO O ELECCIÓN DE VARIANTES
En la constitución del texto hay que atender especialmente a las lecciones divergentes, a las variantes. Dos son los métodos utilizados:
- elección mecánica: la podemos utilizar cuando no hay contaminaciones, cuando los testimonios han derivado sus ascendientes por línea vertical. Es no arbitraria ni subjetiva, y se consigue mediante la aplicación de la ley de la mayoría entre los descendientes de cada arquetipo o subarquetipo (p. 98-101).
- elecciones no mecánicas: cuando nos es posible la otra, el editor se apela a su propio iudicium, y puede recurrir a unos criterios sustitutorios, los más importantes de los cuales son el usus scribendi (consiste en adoptar la lección que mejor se ajusta al estilo del autor y de la época), y la lectio difficilior (elige la variante que encierra una mayor dificultad léxica y gramatical y rechaza la más fácil y trivial).
EMENDATIO
Mediante esta operación se corrigen los errores conjuntivos que ha revelado la confrontación de testimonios y que han dado lugar al stemma, ya que ellos solos no pueden derivar del original.
Hay que corregirse también los errores que nos revele una atenta examinatio del texto, verdaderas enmiendas conjeturales exclusivamente ope ingenii por parte del editor.
Otras enmiendas sarén de carácter paleográfico (errores de escritura) o de indicación de la lagunas detectadas. En el caso de lugares (palabras o frases) imposibles de restaurar, se los indica mediante un asterisco o cruz, que recibe el nombre de cruz desperationis.
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